EL AMULETO DE ÑA
Tres planetas fantásticos llenos
de maravillosas criaturas, plantas, animales y seres humanoides que compartían
su destino.
El primer planeta se llamaba Íxion, un paraje cubierto de arenas
doradas en donde le viento soplaba siempre, habitado por los Alios un pueblo
trabajador y algo misterioso, que luchaba cada día por obtener del desierto el
sustento de vida. Aprendieron a extraer del aire el agua y en las profundidades
de las dunas cultivaron su alimento. Pero su principal fuente de energía era el
iris de la existencia, una roca que extraían una vez se fundían la arenas del
desierto con los más fuertes rayos del sol en el más caluroso de los días. Un día
sagrado en el planeta que siendo tan hostil brindaba con el iris la fuente de vida
que los Alios necesitaban para convertir las dunas en praderas y los posos en
lagos dulces.
El segundo planeta era Balssan, con mares cristalinos con
montañas rocosas que adornaban con figuras majestuosas los destellos del sol en
las olas, criaturas marinas de diversa índole que moraban armoniosamente con su
entorno, riquezas incalculables en alimento proporcionaba este mar a los Acuos,
seres amables e inteligentes que aprendieron a vivir aprovechando las bondades
de las aguas, que dominaron el fondo del mar y sus criaturas. Vivian en domos
gigantescos en las profundidades
cultivando las algas cosechando infinidad de frutos y extrayendo de las
rocas más profundas la “luz de la vida”. Un mineral de color blanco que
irradiaba un fulgor maravilloso una luz que llenada de vida, alegría y
tranquilidad todo cuanto alumbraba. La
luz de la vida daba energía a todas sus máquinas desde las más simples hasta
las más complejas que proporcionaban el oxígeno necesario para vivir en las
profundidades.
Rumn, se llamaba el tercer planeta lleno
de verdes montañas, ríos de agua dulce. Sus criaturas silvestres tan variadas
como hermosas, sus plantas y árboles gigantescos y sus aves majestuosas
proporcionaban a los habitantes conocidos como Terrios todo cuanto podrían
necesitar para vivir y del fondo de las montañas extraían el “corazón de la
tierra” un mineral de color negro brillante que daba la energía a todo cuando
tocaba.
Cada planeta
vivía en armonía dando gracias a la vida y esperando cada ciclo la llegada de ÑA,
el hada de la vida. Un ser maravillo con forma felina y rasgos femeninos que
rodeada de una energía majestuosa visitada cada 500 días los planetas y
fecundaba con su mano el iris de la existencia, la luz de la vida y el corazón
de la tierra.
Transcurrieron
los ciclos, los planetas y sus civilizaciones crecieron en paz y armonía hasta
que al final del ciclo 10.000 ÑA no llegó, la luz y la vida dejaron de brillar
y tan solo el iris de la existencia mantenía algo de su brillo. Los líderes de
Balsan y Rumn enviaron a sus emisarios a Íxion para investigar que estaba
pasando, creían que los estaban intentando quitarles la energía para apoderarse
de sus fértiles planetas.
No encontraron
nada, ninguna explicación pero las dudas de los Terrios y de los Acuos se hacían
más grandes oscureciendo sus corazones hasta el punto de entrar en una feroz
guerra por las fuetes de energía.
En cada planeta
existía un templo en donde una orden de monjes protegían los secretos propios
de su fuente de vida. En cada uno de ellos el hada de la vida dejo su sabiduría
para las futuras generaciones, con el más valioso secreto de la existencia.
Ña sabía que un día
la oscuridad crecería en los corazones de los hombres y cuando ella no pudiera
guiarlos serian ellos quienes tendían que encontrar los misterios de la vida.
Cada uno de los
monjes principales envió un emisario puro de corazón hacia el planeta Ambar, el
más cercano al sol, un pequeño planeta inhóspito, en donde las altas
temperaturas derretían la roca y encendían el aire. Según los antiguos escritos
se trataba de la casa de ÑA. Allí solo las almas puras podrían encontrar la
fuente de la vida.
Los monjes
fieles a las escrituras y enseñanzas de ÑA, enviaron a tres pequeños niños
Adrinna de Balsan, Omir de Terrios y Musfal de Íxion. Su viaje lleno de
penurias fue terrible. Cada uno de ellos escapó de su planeta en contra de sus
líderes y sus ejércitos, enfrentando a
los ejércitos rivales, muchos monjes murieron protegiendo a los elegidos pero al
fin llegaron hasta Ambar el encuentro no fue fácil, cada uno de ellos tenía
temor de sus contrapartes a pesar de saber que estaban allí por el mismo fin,
sus corazones eran puros pero sus ojos vieron las terribles desgracias de la
guerra. Entraron a la casa de ÑA, luego de perder hasta el último de los monjes
quien se evaporó en el aire ardiendo para salvar la vida de Adrinna.
Adrinna, Omir y
Musfal se encontraban en un gran salón dorado pero inmensamente frio, en el
cetro del mismo sobre una pequeña mesa de vidrio circular se encontraban tres
rocas, cada una de ellas la fuente de energía de cada planeta, corrieron con
ansia hasta ellas y al tomarlas sintieron una terrible decepción, después de
batallar tanto y perder a tantos amigos en la guerra, después de sufrir tantas
penurias las fuetes de energía no funcionaban. Decepcionados tomaron sus trajes
y se dispusieron a salir cuando la puerta principal del salón estalló y fueron
atacados por seres de fuego que lazaban sobre ellos rocas ardiendo y chorros de
lava incandescente eran los Trexios, guardianes implacables de la casa de ÑA,
cada uno de ellos corrió por un camino diferente.
Habiendo logrado
escapar Adrinna se cubrió bajo una roca incandecente, su traje la protegía del inmenso
calor pero su energía se estaba agotando, sintió que moriría allí y pensó en su
familia, cerró los ojos y bajó la cabeza invadida por la pena de no cumplir con
la misión de salvar a su planeta, las lágrimas corrian por sus mejillas cuando
sintió que algo le tomaba el pie y creyendo ser atacado por los Trexios tomó una
daga de luz y lanzo un golpe a su agresor sin darse cuenta que se trataba de
Omir quien con su último aliento intentaba llegar hasta ella.
Omir venia de
pelear fieramente con los Trexios pero era imposible vencerlos solo, estaba herido
y sin energía, la daga de Adrinna traspasó su traje y el calor intenso destruía
su brazo, Adrinna se abalanzo sobre él y le cubrió con su cuerpo pidiéndole
perdón. Los dos se abrazaron esperando la muerte cuando sintieron que sobre
ellos caía la furia de los Trexios, era Musfal quien fue lanzado de un golpe
hacia ellos, estaba tranzado en una batalla campal pero como era de esperarse
solo la estaba perdiendo. Al estar juntos los tres elegidos sintieron que
morirían pero Omir lazó un grito desgarrador y dijo que no moriría sin luchar y
defendería a los elegidos con la esperanza de que uno de ellos pudiera escapar
y encontrar la fue te de la vida, y salvar así su planeta aunque no fuera el
suyo. Adrianna tomo su daga y parándose junto a Omir se decidía a atacar a los
Trexios con la esperanza de permitir que uno de sus compañeros se salvara y
encontrara la fuente de la vida. Musfal encontró en sus corazón la fuerza para
ponerse en pie y decidido a luchar dijo a sus compañeros “sálvense ustedes y
busquen la fuente de la vida y por favor salven mi planeta” se escuchó un grito
de guerra… tres guerreros majestuosos se abalanzaron contra el ejército de
Trexios, sus luces brillaban con la fuerza del sol y su energía desbordaba los
planetas. La luz que irradiaban sus cuerpos se vio en cada uno de sus planetas,
se inundó el espacio y los hombres dejaron de pelear sintiendo en su alma una
inmensa alegría y tranquilidad.
La fuete de la
vida es la vida misma defendida con entrega y sacrificio, el inmenso y sin
igual valor así como la entrega de los más sagrado para proteger la vida de los
demás es la fuente de energía que cada planeta necesita. Las rocas se
convirtieron el tres collares que se fundieron en la muñeca de cada uno de los
elegidos quienes regresaron a casa restituyendo la paz, la armonía y llenado de
vida sus planetas.
Acuaos, Terrrios
y Aliaos juraron vivir en armonía por siempre y luchar por defenderse y cuidarse
mutuamente pues la vida de cada uno de ellos era la fuente de vida de los
otros.
FIN

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